Anoche

Anoche pasaron cosas curiosas. Una de ellas es que conocí una nueva llave. Cada llave abre la caja de Pandora de toda una vida, única e intransferible, una llave que encaja en mi cerradura pero que no abrirá mi puerta, porque mi puerta está atascada y sólo puede abrirse con una llave igual a la mía o con mucho aceite. Mientras tanto, permanezco en mí, como una duda. 

La segunda cosa que pasó es que nos encontramos dos llaves a las que nos gusta nacer cada mañana, buscar cerraduras más que encontrarlas, el preludio en el horizonte bajo el sol intenso de este medio día. No quiero recordar el olor de las cosas que olvido y llenarme el cuerpo de hojas lentas. La tercera cosa curiosa que pasó es que se mostraron todas las constelaciones, el cielo abierto, la música respiraba, incluso hubo un momento que hasta el tiempo se detuvo en forma de reloj de pulsera. Dos llaves sin llavero, de muy buen ver, y ninguna folló esa noche. Debió ser que andábamos más interesadas por conocernos, reírnos y contarnos chorradas. O quizás he perdido facultades, a saber. El caso es que entre tanta curiosidad, una que no tanto: Lo pasamos de muerte. Me encanta el mar. 


Nadie tiene suficientes alas 
cuando sopla un viento desconocido.


Hoy es una mañana de pájaros, instantes de colores, fragmentos de luz.
Nunca en el azar me había sentido tan bien.

SED

Uno no sabe lo que es la sed hasta que bebe por primera vez

Eyes Wide Shut

"El Juego del Ángel"

C. Ruiz Zafón

PAGARÉ No a la orden

De todos los momentos

que te imagino

bucólicos asfaltos

ordinarios parques

de todos ellos

me quedo con el instante

de la frugal mirada a mi escote

que precede al opíparo abismo ocular.

Un día te lo cobraré.

© Gatiota